El problema de la sensibilidad dental y sus causas puede interesar a muchos. Se ha determinado que una de cada siete personas lo padece, por lo que es algo habitual. Está ocasionado por muchos factores, algunos de los cuales tienen que ver con los hábitos de higiene bucal o con el estilo de vida. Veamos qué dicen los odontólogos al respecto.
Cómo se define la sensibilidad dental
La sensibilidad dental es una respuesta dolorosa, aguda y transitoria que se presenta de manera muy localizada en uno o varios dientes. No puede ser explicada por otra patología de la dentadura y está desencadenada por factores muy diversos. Podemos agruparlos según su naturaleza.
En primer lugar se encuentran los estímulos químicos, que son casi siempre las sustancias ácidas, como sucede cuando comes encurtidos. Los térmicos, las altas o bajas temperaturas, se presentan cuando tomas café caliente o un helado. Los táctiles aparecen al cepillarte los dientes o al masticar.
De no tratarse, la sensibilidad dental y sus causas pueden ocasionar algunas patologías de manera indirecta. La razón es que la higiene bucodental se vuelve incómoda y desagradable, por lo que comienzas a realizarla de forma deficiente. La acumulación crónica de la placa dental provoca caries, gingivitis o, con el tiempo, periodontitis.
Por otra parte, si ya sientes molestias o dolor al tomar bebidas frías o al cepillarte, has de saber que cuentas con una solución. Se trata de productos que se han diseñado específicamente para contrarrestar estos síntomas. Entre ellos figuran los colutorios, los dentífricos desensibilizantes y los cepillos con filamentos especiales.
¿Se puede prevenir?
Lo más importante de la sensibilidad dental es entender que puede prevenirse y tratarse. Cuando describamos las situaciones que la producen podrás comprobar que son modificables, porque muchas tienen que ver con las decisiones que tomamos todos los días. Si conoces el impacto que tienen en tus dientes, podrás tomar precauciones.
Al conocer la sensibilidad dental y sus causas podrás darte cuenta de que no hay un factor único. Además, varias circunstancias pueden presentarse de forma simultánea. Las más relevantes son las que comentaremos a continuación.
La sensibilidad dental y sus causas
En primer lugar, es fundamental que sepas lo que tienen en común todas las patologías que generan la sensibilidad. Se trata de la exposición de la dentina. En circunstancias normales, esta capa está cubierta y protegida por el esmalte y, en el cuello del diente, por las encías y el cemento.
Cuando se queda al descubierto, los estímulos penetran a través de los túbulos dentinarios. Se trata de estructuras microscópicas que atraviesan la dentina y confluyen en la pulpa dental, donde se encuentra el nervio del diente. En consecuencia, los problemas que erosionan el esmalte o que retraen la encía van a ser la causa más frecuente de la sensibilidad dental.
Erosión del esmalte dental
Ciertamente, el contacto de los dientes entre sí o con elementos externos causa un desgaste natural. Sin embargo, en determinadas circunstancias, esta acción puede acentuarse, en especial si es prolongada, generando una erosión generalizada o localizada. Entre las causas más frecuentes figuran las que veremos a continuación:
- Bebidas o alimentos ácidos, que disuelven el esmalte.
- Cepillado agresivo.
- Contacto con objetos duros: morderse las uñas, triturar semillas, usar mondadientes…
- Bruxismo, que ocurre al apretar y rechinar los dientes.
- Mal ajuste de las prótesis.
- Baja producción de saliva.
- Vómitos o regurgitaciones recurrentes.
- Maloclusión, que expone a unos dientes más que a otros a la fricción.
Retracción de las encías
En situaciones normales, la encía cubre el cuello de los dientes, que carece de esmalte y es más frágil. Las patologías periodontales afectan a este tejido, que entonces sangra y se retrae.
La sensibilidad dental y sus causas se deben a la gingivitis o la inflamación, en sus primeras etapas. Al avanzar, esta enfermedad perjudica a lo que se llama el periodonto, constituido por los elementos anatómicos que fijan el diente.
Otra causa de retracción gingival es el cepillado traumático. Ocurre por realizarse de forma demasiado enérgica o debido a las pastas dentales abrasivas.
Patologías agudas
En los dientes fracturados o cariados también se expone la dentina, debido a una lesión aguda del esmalte. En estos casos, es posible que sea solamente un diente el que presente sensibilidad.
Fracturas
Los dientes pueden romperse por muchos motivos, entre los que figuran los traumatismos faciales. Las zonas descalcificadas, las caries de gran tamaño y el bruxismo intenso pueden provocar que los dientes se astillen. Un diente con tratamiento de conductos puede estar debilitado también y fracturarse al masticar.
Además de la sensibilidad, es posible que las fracturas se presenten con movilidad del diente, dolor intenso al morder, al tacto o al tomar bebidas frías o calientes. El diagnóstico se confirma con una radiografía.
Caries
Las caries son orificios en el esmalte dental que, dependiendo de su gravedad, pueden penetrar en la dentina o incluso hasta la pulpa del diente. Es una de las enfermedades más frecuentes y se presenta a cualquier edad, incluso en los lactantes.
Es una enfermedad multifactorial, en la que intervienen la poca higiene bucodental, las características de la saliva y también otros factores, como la dieta, las bacterias y el tiempo. Los hábitos en muchos casos determinan que se forme y persista la placa dental y proliferen ciertas bacterias. Otro factor muy importante, especialmente en los niños, es la ingestión frecuente de comidas con un alto contenido en azúcar.
El primer síntoma de una caries es el dolor que aparece al masticar. Las molestias al beber líquidos fríos o calientes también son comunes. Con frecuencia, es posible observar una mancha oscura o blanca en el diente afectado.
En ocasiones, la manifestación más precoz es un absceso dental, o colección de pus adyacente al diente cariado. Es lo que conocemos comúnmente como flemón.
Finalmente, si conoces la sensibilidad dental y sus causas podrás modificar ciertos hábitos para prevenirla o aliviarla. Además de utilizar colutorios, seda o cinta dental y un cepillo de dientes adecuado, acude a tu odontólogo al menos una vez al año. Es la persona en quien confiar y te recomendará lo más conveniente.